Cuando conocemos a alguien, instantáneamente sentimos una conexión que nos une cuando compartimos los mismos gustos, pasamos por lo mismo o pensamos igual. Lo mismo pasa entre mujeres, nos entendemos al conocer nuestras historias.
El día de hoy, te contamos la historia de Lorena, una inmigrante que llega a Estados Unidos, y conoce a una persona que le cambia por completo la vida y la hace sufrir como nunca antes:
El comienzo
Era 1989. Lorena conoce a John en un baile, y los dos se atraen. Comienzan a salir y 9 meses después, se casan. Al inicio del matrimonio todo iba bien. No había aún señales de alerta, pero un mes después, todo cambia...
John, una noche de salida comienza a tomar, quedando borracho. De regreso, sin cuidado comienza a manejar a alta velocidad. Lorena intenta agarrar el volante para evitar accidentes y su esposo la golpea en el brazo para detenerla. John al verla llorar, le empieza a gritar e insultar. Llegando al departamento, le jala el brazo, la patea, le jala el pelo, le da cachetadas. La violencia comienza.
Lorena no le cuenta a nadie lo que había pasado, estaba en shock por esa versión agresiva de su marido que no conocía. Sin embargo, tenía la esperanza de que esto no se repetiría, quería que su matrimonio funcionara. Por otro lado, John “estaba arrepentido” y le prometió que nunca volvería a pasar, pero las agresiones continuaron. Cualquier pelea, por más pequeña que fuera, terminaba en golpes, gritos, llantos. Se volvió un ciclo lleno de alcohol, discusiones, fuerza, violencia semana tras semana donde Lorena tenía miedo de estar atrapada en su casa. El maltrato no sólo era físico, sino también psicológico que incluía control en el dinero, las amistades, insultos.
¿El resultado? Un círculo vicioso con periodos de calma y afecto intercalados con violencia que impiden salir de ahí porque nos aferramos a la idea de que es temporal y perdonamos, creando un vínculo de dependencia emocional difícil de romper. Lorena confiaba en él, confiaba en sus palabras, cada vez que se separaban, volvían a regresar, ya que ella caía en sus promesas falsas.
Después de tanto, surge la valentía
Cuando Lorena por fin decide llamar a las autoridades para hacer denuncias, éstas en esa época no sabían cómo ayudar a víctimas de violencia doméstica. Cuatro años después, en 1993, un día en su casa, él la viola y ella al terminar, baja a la cocina a tomar agua y calmarse, y cuando ve el cuchillo, comienza a recordar todo: golpes, violaciones, agresiones. Llegando a su límite, regresa al cuarto, levanta las sábanas y le corta los genitales a su esposo, mutilándolo. Agarra el coche y escapa, no recuerda lo sucedido, fue producto de un ataque que había nublado toda su mente.
Los noticieros vuelven viral la noticia y aprovechan la oportunidad para hacer titulares de mal gusto, burlándose. Todos se ponen en contra de Lorena, y le empiezan a hacer burla y minimizar todo lo demás. La historia se centra más en el corte que en toda la historia de violencia.
¿Cómo termina?
Ambos, John y Lorena fueron acusados por crímenes diferentes. Las leyes en esa época no podían hacer mucho al respecto en cuanto a violaciones domésticas. Todo lo que había como “pruebas” no era válido. Por lo tanto, John queda libre a pesar de 4 años de violencia doméstica.
En el caso de Lorena, el argumento legal que su abogada utilizó se conoce como el “síndrome de la mujer abusada”. Es una subcategoría del estrés postraumático según el cual una mujer que ha sufrido tanto abuso, llega a creer que lo merece y no puede salir de la situación. Su abogada argumentó que a raíz de esto, Lorena actuó bajo un “impulso irresistible” y tuvo una reacción que no fue premeditada. Todo termina en que se cataloga como un acto inconsciente el cual requiere de 5 semanas en el hospital psiquiátrico.
Lorena fue un ejemplo a seguir para muchas mujeres que pasaban por lo mismo, dándoles esperanza de que todo podía terminar. Esto fue en 1993. Casi 30 años atrás. Diferente época, diferentes leyes, sin embargo, sucesos que se siguen repitiendo hoy en día. Lo que ese suceso significó hace años, sigue significando ahora.
*Si te interesó la historia, Amazon Prime sacó un documental al respecto, puedes verlo aquí.
Casi 30 años después...
En la actualidad, somos millones de mujeres las que sufrimos algún tipo de violencia, sin embargo, todos nos hacemos de los oídos sordos y no nos tomamos el tiempo de escuchar si es alguien que no conocemos.
¿Por qué tenemos que esperar a que le suceda a alguien que conocemos para enserio ponernos a actuar? Algo tan masivo, es algo que no se puede ignorar.
Porque no sólo es Lorena, también es Ana, la mujer que fue valiente, alzó la voz y ahora denuncia a su agresor. También es Sofía, que fue violada y secuestrada contra su voluntad. También es Ximena, que diario sufre de violencia sexual con su pareja. Somos todas, madres de familia, hijas, primas, maestras, enfermeras, abogadas, políticas, ingenieras. La violencia contra la mujer no discrimina, y es por esa razón que nos unimos para actuar.
A veces resulta difícil amar y celebrar a tu país cuando lo negativo sobrepasa a lo positivo y diario vivimos situaciones de injusticia. Un país lo hacemos todos, es por eso que este 8 de marzo te invitamos a ir más allá y ser parte del cambio. Hay muchas formas de hacerlo y por más pequeñas que sean, generan una gran diferencia. Ya sea compartiendo una publicación en tus redes sociales, asistiendo a pláticas informativas, educando a tus hijos, demostrando apoyo, todo cuenta.
Que estas fechas sirvan para reflexionar y ponerse a pensar en lo valiosas que son las mujeres y lo mucho que contribuyen al mundo al igual que los hombres. Porque un día sin mujeres genera pérdidas económicas de millones de pesos, un día sin mujeres genera caos en la crianza del hogar, un día sin mujeres genera que no haya nacimientos, un día sin mujeres nos deja mucho que pensar.
“Si las mujeres tuvieran igualdad de oportunidades para desarrollar todo su potencial, el mundo no solo sería más justo, sino también más próspero”
Es tiempo de actuar y comprometernos con una reconstrucción que refleje una sociedad mas justa, equitativa y resiliente. Todavía queda mucho trabajo por hacer. Y no sólo se trata de actuar una vez al año y ya, se trata de estar generando constante conciencia, de checar día con día que las autoridades estén contribuyendo a una mejora, que nuestro entorno se vuelva seguro y que en verdad esté habiendo un cambio.
Esperamos te haya gustado nuestra sección especial por el día de la mujer. Coméntanos qué más te gustaría ver en el blog, queremos escucharte. No olvides seguirnos para estar al pendiente de futuras publicaciones.
Referencias